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La crónica menor: SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO, por Cardenal Baltazar Porras Cardozo

El Papa Francisco en mensaje destinado al Superior General de la Congregación del Santísimo Redentor (redentoristas) con motivo del 150 aniversario de la proclamación de San Alfonso María de Ligorio como Doctor de la Iglesia, alabó la postura moral del santo napolitano “ni laxo ni rigorista”. Este italiano, uno de los grandes santos del siglo XVIII, es también patrono de moralistas y confesores, fundó a los redentoristas en 1732. En la actualidad,los redentoristas están presentes en 700 parroquias del mundo, con 5.100 religiosos de los que 3.900 son sacerdotes. En 1871, Pío IX lo proclamó doctor de la Iglesia. Para el Papa Francisco, su predecesor veía al santo como capaz de mostrar «el camino seguro a través de la maraña de opiniones contrapuestas de rigorismo y laxismo».

Continúa el Papa afirmando que este santo “sigue indicando con vigor el camino principal para acercar las conciencias al rostro acogedor del Padre, porque «la salvación que Dios nos ofrece es obra de su misericordia»”. Valora de él “la experiencia misionera en las periferias existenciales de su tiempo, la búsqueda de los alejados y la escucha de las confesiones, la fundación y dirección de la naciente Congregación del Santísimo Redentor», lo que, «le llevaron a convertirse en padre y maestro de misericordia».

Francisco señala que por su afán misionero, Alfonso llegó «a revisar, no sin esfuerzo, incluso el enfoque teológico y jurídico que había recibido en los años de su formación”, defendiendo el «derecho» de todos, «especialmente de los más abandonados y de los pobres”. “San Alfonso no es ni laxo ni riguroso”, sino que es “un realista en el verdadero sentido cristiano». “El conocimiento de los principios teóricos por sí solo, como nos recuerda el mismo San Alfonso, no es suficiente para acompañar y apoyar a las conciencias en el discernimiento del bien que hay que hacer”. Francisco anima a tener como prioridad “la opción preferencial por los pobres” porque «la inmensa mayoría de los pobres poseen una especial apertura a la fe; necesitan a Dios y no podemos dejar de ofrecerles su amistad, su bendición, su Palabra, la celebración de los sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y maduración en la fe”.

El pensamiento de San Alfonso ha tenido continuidad y aggiornamento a través de la Academia Alfonsiana de Roma, donde se imparte educación superior en la especialidad teológica de la moral, y en preclaros hijos de su Congregación, moralistas muy actuales como el P. Bernardo Häring y el español Marciano Vidal, cuyos textos han sido guías de las generaciones de sacerdotes formados después del Concilio Vaticano II. Vale la pena conocer y rumiar su pensamiento a través de sus discípulos para tener pistas seguras y realistas, ni laxas ni rigoristas, ante los acuciantes problemas propios de la postmodernidad.

11.- 4-2-22 (3280)